22.1.14

Transhumanismo y conciencia

Mauricio, viendo tu último post (en Los expedientes occam), ¿crees que algún dia se "clonará" la conciencia o el cerebro humano y podremos substituir partes del cerebro dañadas o directamente hacer cópias de uno mismo (Kurzweil)?
Ray Kurzweil, ¿vivir para siempre?
(Foto CC de Roland Dobbins vía
Wikimedia Commons)
Por supuesto que algún día se clonará el cerebro. De la conciencia lo tengo menos claro porque no sabemos cómo se produce. Apenas sabemos algo: la memoria y la evolución del cerebro se expresan en el número y tipos de nuevas conexiones neuronales. Así que no es lo mismo clonar neuronas y células gliales en estructuras tales que formen un cerebro humano que clonar la "conciencia".

Este conocimiento también representa un problema para "sustituir partes del cerebro dañadas". Se pueden sustituir las neuronas, pero es difícil pensar, al menos ahora, cómo reproducir las conexiones que daban su calidad individual a esas partes dañadas. Si se sustituyen estructuras como, digamos, la amígdala, ¿siguen siendo "tuyas" las sensaciones de miedo que experimentas? Bueno, probablemente sí. ¿Si se sustituye la corteza visual sigues siendo tú quien ve? Supongamos que sí, también. Pero, ¿si se sustituyen las neuronas corticales que se pierden en el progreso de la enfermedad de Alzheimer, sigues siendo "tú"? ¿Cuál es el límite en cuanto a número de neuronas, número de conexiones, calidad de las conexiones, ubicación en distintas estructuras, que forma eso que llamamos "mi conciencia de mí mismo" y a partir del cual ya eres otra persona?

Mientras no sepamos eso, por supuesto, todo es especulación.

Ahora, hacer copias de uno mismo (viejo sueño de la ciencia ficción) presenta exactamente los mismos problemas. Te pongo un caso tajante que es la teleportación tipo Star Trek. Tus moléculas se disgregan, se envían de cierto modo a otro lugar en el espacio y se recomponen con absoluta precisión por algún procedimiento asombrosamente avanzado... ¿sigues siendo tú? Es verdad que son las mismas moléculas, pero han dejado de ser tú y tú has empezado a existir de esa forma en el momento en que Scotty termina el proceso de "beam me up" o "down"? La especulación no es nueva.

Pero entonces, si consiguieras hacer una copia de ti mismo que ya no genética, sino a nivel molecular, ¿ambos son tú? Es plausible pensar que la copia siente que es tú, pero ¿tú te enteras de que te has copiado?, ¿tu conciencia individual se ha extendido hasta hacerte dos o simplemente tienes un gemelo idéntico que desde ese instante tiene una personalidad propia y una epigenética y exposición a sustancias químicas y gérmenes patógenos y estímulos medioambientales ligeramente distinta a la tuya? ¿Si te matan a ti sientes que no has muerto porque habría una conexión místicoesotérica con la copia de ti mismo? Suena poco plausible. Y, ¿durante cuánto tiempo es razonable llamar a esa copia "otro tú" y en qué momento es un individuo independiente?

Piensa que viendo los dos el mismo objeto desde dos puntos de vista, dos ángulos ligeramente distintos (aún puestos de pie uno junto al otro), sus ojos y aparato visual están registrando estímulos distintos en cuanto a forma, luminosidad, profundidad, etc., de modo que desde el primer instante se van diferenciando.

Lo mismo ocurre cuando se "carga la conciencia en un ordenador/computadora", como dice con toda frescura Kurzweil (hablar es gratis, y los especuladores futuristas siempre hablan demasiado, ya que ni siquiera tienen la obligación de hacerlo artísticamente como los escritores de ciencia ficción), ¿el cerebro de la "conciencia original" percibe lo que está viviendo la conciencia copiada, clonada, reconstruida, impresa con una impresora tridimensional subatómica de precisión infinita? A menos que se postulen fuerzas ajenas a las que conocemos en el universo (las "energías" de las varias pseudociancias) capaces de la transmisión de cantidades tremendas de información instantáneamente, la respuesta es "claro que no".

Kurzweil, que por otra parte es un gran inventor en terrenos como el reconocimiento de caracteres, el reconocimiento de voz y los instrumentos electrónicos, todo lo cual nada tiene que ver con el tema del futurismo y la sigularidad, ha hecho un esfuerzo enorme por sumarse a las filas de los profetas fallidos (no todos místicos, recuerdo cuando Alvin Toffler ocupaba su lugar como gurú adivinatorio no sobrenatural, y mucho antes de él a Malthus, claro). Predicen ciertas cosas especulando sobre el desarrollo continuado lineal de ciertas tendencias y prevén ciertas maravillas que al paso de los años se parecen más y más a la casa de los Supersónicos o los Jetsons, un futuro anticuado e inocente.

Su desgracia suele ser múltiple. Comento algunos puntos:

a) Muchas tendencias no son lineales, geométricas o logarítmicas, no son continuas... hay saltos cualitativos que "cambian la jugada" del todo, por ejemplo, la revolución verde de Borlaug, el teléfono móvil o la fibra de carbono, que dan al traste con las previsiones de continuación de las tendencias; ya he comentado que si la madera se hubiera seguido consumiendo de acuerdo con las tendencias del siglo XVII y los inicios de la revolución industrial, habríamos quemado hasta el último árbol del planeta hace mucho, pero esto no ocurrió porque la transición hacia los combustibles fósiles cambió la jugada, de hecho los bosques que se usaban para hacer carbón pasaron a ser campos agrícolas que ayudaron a alimentar a poblaciones de tamaños que el malthusianismo consideraba inviables.

b) Las maravillas que sueñan son implausibles y muchas veces se enuncian sólo para conseguir la atención del público o por una creencia íntima irracional (parece ser el caso de Kurzweil, que come vitaminas y se inyecta múltiples sustancias para "vivir para siempre", como si hubiera datos (que no los hay) de que sea posible que un ser humano viva para siempre riéndose de los factores que provocan el envejecimiento, tanto los que conocemos (como los telómeros) como los muchos que sabemos que aún nos faltan en la ecuación.

c) Muchos aspectos del avance científico en el que se basan los futuristas resultan inviables, inaplicables o, con enorme frecuencia, muchísimo más complicados de lo que parecía en un principio. Dicho de otro modo, no toda ciencia pura se convierte en ciencia aplicada. La clonación es un buen ejemplo. Dolly fue la gran sorpresa (a mí me tocó dar la noticia en la radio mexicana, en un programa de divulgación que teníamos) y muchos escribieron largos artículos sobre cómo la clonación iba a resolverlo todo, desde el hambre en el mundo hasta el lujo de abrigos de visón para todos. Luego resultó que el asunto era más complejo, algunos animales no han podido ser clonados, las técnicas tienen que refinarse mucho más y quizás no vale la pena hacerlo industrialmente. La revolución de la clonación tal como se anunció en 1996 sigue sin ocurrir, pero nos permitió desarrollar otras técnicas de laboratorio que han sido útiles en otras áreas de la investigación.

d) Las predicciones obvias que sí tienen desarrollos continuados y en las que aciertan (y ocasionalmente alguna poco plausible en la que también aciertan) se utilizan como base para su prestigio social y mediático. En eso sí son iguales a cualquier Nostradamus de la televisión nocturna que hace una pila de predicciones (lo que se llama apuntarle a todo el monte con la escopeta grande) y luego se anuncia como un genio o un gran profeta empleando las tres en las que acertó. Para acertar esa cantidad de veces no es necesario ser un genio ni mucho menos, claro. Pero el público en general y los medios no lo tienen claro y exaltan a cualquiera que haya predicho algo acertadamente, así fuera de una obviedad apabullante. En el caso de Kurzweil, creo que hasta hoy no ha acertado ni una, pero podría equivocarme.